martes, 21 de octubre de 2014

Un punto de apoyo.

"Granada es una ciudad donde el enamorado escribe mejor que en ninguna otra parte el nombre de su amor en el suelo", pensaba el poeta frente a la montaña desde el Puente de los Basilios. Suena el viento coser una nueva sinfonía en re menor. Unos vienen y otros se van, pero todos pasean por el camino que cruza el Genil y el sendero que lo circunda. Los árboles aletean sus verdes hojas y las aves vuelan por encima de nuestras cabezas gritando a lo lejos la palabra Libertad. Por estas orillas caminaba mi primer amor, muchas otras la han seguido, pero no como ella. Un cigarro se apagaba entonces bajo la luna llena de septiembre. Era el final de una época y el comienzo de otra. Desde aquel instante fumo para recordar el sabor de sus labios. Jamás encontraré otros iguales, ni otras caricias, ni otras palabras. Pues en ese parque y en ese suelo se ha quedado marcada la huella de sus pasos. Su nombre y su amor en Granada.

 

miércoles, 8 de octubre de 2014

La espera.

Esa luz. Esa inmensa luz que se cierne
sobre nuestras cabezas. Esa tenue luz
azulada que crece en lo más alto del cielo.
 
Esa luz que cruza el cielo
en paralelo con la luna. Esa luz. Esa luna.
 
Ese puente de noche sobre un Genil
cansado. Un río, la espera.
 
El río del cigarro de después,
un río que llora de nieve.
Un río que cruza la ciudad.
 
Granada.
París en mi habitación.
Tú en mi calendario.
 
 

viernes, 5 de septiembre de 2014

La divina comedia

En la cena bebíamos whisky barato y fumábamos Marlboro confuso. No había comida encima de la mesa, tan solo bebíamos y fumábamos. La gente hablaba descontroladamente y yo solo reconocía dos caras: la de mi izquierda y dos más allá. Beatriz a lo lejos me enseñaba una foto mía, sonreía, me daba la foto para verla y Laura se la arrancaba de las manos. Beatriz se enfadaba, no entendía la situación. Laura era mi escudo. Más tarde jugábamos a ser niños en el barracón de la calle 63. Una caseta en medio de un descampado vacío. Laura desaparecía y Beatriz reaparecía con un niño. No sé cuándo lo tuvo ni quién fue el padre. Recuerdo que a mí me apetecía estar con ella, pero el escenario se perdía cuando me giraba a la derecha. Y Laura me encontraba al borde del abismo en un parque de París. Al fondo se veía la Torre Eiffel con Beatriz en el último piso, buscando una luna inexistente. La luna la guardo yo en mi bolsillo, me decía Laura. Beatriz se perdía en lo más profundo de las estrellas. Sonaba detrás un ruido ensordecedor que no nos dejaba soñar. Ambos pensábamos: "No fuiste el amor de mi vida, ni de mis días, ni de mi momento. Pero te quise y te quiero, aunque estemos destinados a no ser". Julio Cortázar en nuestras cabezas buscando el último renglón. El sonido era sustituido por un tema cualquiera de Miles Davis mientras reaparecía en la Luna, mirando París desde su superficie. Veía dos parejas en un profundo parque de la ciudad. En dos bancos, uno en cada esquina, sin tocarse, sin mirarse, sin amarse. Con Laura en una esquina y yo en la otra recordábamos aquel whisky barato y aquellos cigarros apagados. La oscuridad se apoderaba entonces de las otras esquinas, de aquellos rostros sin cara, sin forma, sin nada. Para despertar otra vez en el vacío y sentir que no estamos muertos.


jueves, 24 de abril de 2014

Leyendo a García Márquez.

Entonces despertaba en una habitación cualquiera y aparecía ella leyéndome Ojos de perro azul. Te estás durmiendo, decía. Pero yo sabía que no, solamente me estaba despertando "Entonces me miró. Yo creía que me miraba por primera vez. Pero luego, cuando dio la vuelta por detrás del velador y yo seguía sintiendo sobre el hombro, a mis espaldas, su resbaladiza y oleosa mirada, comprendí que era yo quien la miraba por primera vez". La cama tenía una colcha azul celeste con gotas amarillas. Y en la pared, una antigua ventana dejaba asomar la luna, que alumbraba la habitación. Ella seguía leyendo despacio. "Salió de la órbita suspirando: Ojos de perro azul. He escrito eso por todas partes". No le agradaba ver cómo cerraba los ojos, de ahí que se levantara con la lectura a medio terminar: Ya seguiremos más tarde. Y yo le insistía: Pero más tarde yo no estaré. Ni yo, esto es solo un sueño. Me sonreía, desaparecía y allí me quedaba yo, pensando, mientras abandonaba la habitación y salía por la puerta. Si aquello era un sueño, ella dónde se habría ido...

domingo, 23 de febrero de 2014

El no-túnel

Todo sería mejor si viviésemos en un futuro lejano. La bohemia ha perdido su magia y la literatura de los grandes pensadores ya no emociona. Los años veinte no son sinónimo de Arte, ni de Música, ni de Letras, ni de nada. En esta época solo interesa el color blanco y el color negro. A las mujeres les interesan los hombres con dinero y fama y gloria. Los hombres buscan una mujer con labios carnosos  y ojos azules. Ese es el único Arte que van a encontrar los imitadores de la época: sexo, alcohol, amor. Si no podemos regresar al pasado, a los tiempos auténticos, al menos, soñaremos con un futuro maravilloso, donde el Arte represente a la vida y la vida lo sea todo. Entonces, tendremos el motor del cambio, la máquina equilibrada, el sueño y la realidad, en un futuro muy muy lejano.

El guardagujas cobrará vida en esta obra de arte que es el cibermundo.



martes, 11 de febrero de 2014

¿Te han escrito alguna vez un sueño?

Desde mi habitación hasta una ventana penden metáforas inversas. Solo hay vacío, sudor y lágrimas. Ya no hay amor, ni versos, ni nada. Una vez al año, cada doce de marzo, un arco iris se pasea. Y un extremo encuentra en el otro todos los sueños posibles. Y el desierto se recrea. Surgen viajes por tierra, mar y aire. La gravedad se transforma en atracción y los cuerpos se mantienen. Un mundo bañado en coincidencias y sinécdoques. Vivamos en este pequeño tercio, al borde de lo real y lo simbólico. En un arco iris que dura miles y miles de doces de marzo.

Dime, ¿Te han escrito alguna vez un sueño?



lunes, 10 de febrero de 2014

Teoría de la vida.

La vida es un ocho tumbado hacia este lado y el siguiente. Y nos preguntamos si hay vida más allá. Y nos preguntamos si acaso esas pequeñas luces que tiritan en el cielo son, quizá, destellos de distintos lugares del planeta. Jorge Luis vería espejos milenarios, cuyas líneas perpendiculares cruzarían lo que vemos con lo que dejamos de ver. Son no-vidas paralelas, casi instantáneas. Y si pensáramos, que por un segundo, todos los planetas de nuestra constelación estarían cubiertos de células, solo entonces, dejaríamos de ser los únicos náufragos del Universo. Por ello olvidaremos que no estamos solos, sin tener que caer del tiempo. Entonces, crearíamos una teoría de la vida sobrenatural, una teoría científico-literaria: Todos los individuos de un mismo planeta están condenados a cuestionarse su existencia y la de los demás atendiendo a una etapa concreta del ocho recaído. La Tierra jamás sabrá que es uno de los últimos planetas donde ha habido vida. Ni que Dios decide la posición por orden alfabético, pues es un dios letrado... Pero todo esto es un secreto. Solo quedan dos planetas para empezar la recomposición. Urano es el siguiente, ahí no se vive nada mal. Tienen azules praderas y árboles con frutas de ramas. Todo es diferente. El cielo es siempre nocturno, donde se pueden ver las almas del antiguo planeta. En Urano podemos ver a Thomas Mann, a Ernesto Sábato, a Miguel de Cervantes, a Haruki Murakami, a Andy Warhol, a Benny Goodman, a Salvador Dalí, a Homero, a Shakespeare, a Jorge Luis Borges. Y es que Borges era el único ciego que conocía la única verdad del ocho dormido hacia ambos lados: la teoría de la vida misteriosa.
 
 

sábado, 8 de febrero de 2014

La gravedad del amor.

Me incorporé de la cama de matrimonio. Tambaleando mi cuerpo, me vino a la mente un concepto: gravedad. ¿Cómo definir la gravedad? Equilibrio frente al todo, equilibrio frente a la nada. Ambos son dos conceptos universales. Calificar la palabra todo sin utilizar el mismo concepto en su definición: la sombra de la nada. Y su pareja: la sombra del todo. Siempre he intentado imaginarme la nada, algo tan abstracto. Todo lo que nos rodea es el todo, lo contrario es la nada. Con los ojos abiertos ves el todo; si los cierras, ves la nada. Pero todo eso es fantasía. La nada cotidiana es lo que me atormenta. Día tras día me rodea el todo, aunque no me agrada. Una chispa de vida es capaz de cambiar el todo por la nada, convirtiendo lo concreto en abstracto, lo multicolor en bicolor, lo visible en invisible. Y una sinécdoque universal, como la gravedad, aquella fuerza que sobre todos los cuerpos ejerce la Tierra hacia su centro. Dicha atracción es selectiva, pues cada cuerpo tiende a afiliarse con el que le corresponde. Cada persona termina con quien la gravedad lo desee. El amor, esa palabra que te atrae como la gravedad. La gravedad y la gravedad del amor. Dos conceptos esparcidos por el todo y por la nada. La realidad es como una reproducción de video VHS, una vez pulsado el PLAY, el único que puede darle al PAUSE... Y aquella ley que te aprisiona. Es ella la que enlaza tu extremo con tu recíproco para crear un puente resistente, pues un puente no se sostiene de un solo lado. Entonces, la gravedad del amor es la fuerza que sobre todos los cuerpos ejerce el amor hacia su centro. Ensayo sobre el amor: la gravedad, el todo, la nada y la gravedad del amor.
 
24 de septiembre de 2012.
 

jueves, 6 de febrero de 2014

En mi boca.

En mi boca una galleta sabe a la magdalena de Proust y a la rebanada de pan con Nocilla de Fernández Mallo. En mi boca solo hay sueños bañados en harina y chocolate. Todo es pasado, presente y futuro. En mi boca… Sonaba Sing, sing, sing de Benny Goodman. Una cafetería en blanco y negro de 1945. Polis corruptos, mujeres guapas y el humo del cigarro saliendo de su boca. Un escritor en la mesa del fondo escribía con papel y pluma una historia futurista donde la televisión se convertía en el centro de atención de la sociedad del momento. Los clásicos ya no se leían y el jazz había pasado de moda. Pura ciencia ficción. La mujer apagaba su último artefacto antes de abandonar el local. Mientras salía, su mirada se cruzaba con el ciego de escritura desarraigada. Hasta siempre, poeta, gritaban sus ojos. No volverían a verse, pero ese olor, esa melodía, siempre quedaría en su memoria. Aquella noche todo era música de negros en el local Harry’s. Aquí tienes unos dulces, invita la dama M, le decía Harry al escritor. Sería ella, pensaba. La mujer del cigarro. M: filosofía Moderna, Metaficción. Chocolate… todo era chocolate en mi boca.
 

domingo, 2 de febrero de 2014

29.

Cambiaría toda la música del mundo por una fotografía tuya de 29x29. Y limaría sus bordes para que no dañasen mis manos. Te enmarcaría en el centro de la pared de mi habitación. Tu rostro sería mi ventana hacia el Universo. Viajaría con solo mirarte a todos los lugares del planeta: Nueva York, París, Tokio, Ciudad del Cabo y Auckland. No necesitaría divisar el horizonte desde ningún avión, porque te tendría a ti. Sacrificaría todo el jazz de la vida moderna, toda la cultura mediática e incluso las llamadas del guardagujas. Pero merecería la pena. Por solo mirarte, por solo asomarme a la ventana, en ese marco infinito de 29x29.
 
 
 
 

sábado, 1 de febrero de 2014

El guardagujas.

Entre la primera cuerda y la segunda se refugia el guardagujas. Un guardagujas que ha perdido la fe en el mundo. Ya no sabe a quién guiar. Ya no sabe qué camino tomar: Mi, Si. Las cuerdas de la guitarra son como carreteras infinitas con unas fórmulas universales. Y el traste es un desierto vacío, como los dedos que el guardagujas ya no recuerda. Allí vive irremediablemente. Entre la intensidad del sonido de la nota Mi y la intensidad del sonido de la nota Si. Se encuentra en un laberinto donde la única carretera con salida desemboca en el infinito. Se han agotado sus sueños, se han quedado sin destino los últimos trenes de aquellas vías de potencia acústica y propagación. Y es que no olvida que un día su microestación estaba repleta de mundos paralelos. Miles de personas compraban el billete hacia lo desconocido, e inventaban historias que decoraban las siguientes generaciones. El guardagujas ayudaba a aquellas almas sin camino. El primer tren cruzaba el país de Este a Oeste y el segundo de Oeste a Este. Una única vía que lo recorría todo de punta a punta. Iniciaba el viaje repleto y regresaba vacío. Pero tan solo es un recuerdo. Ahora es inútil dar el salto. Aquel desierto es lo único que al guardagujas acompaña. La sociedad, el mundo y el sonido han desaparecido para siempre.
 
El guardagujas vive la expansión del Universo en el traste de una guitarra.