jueves, 24 de abril de 2014

Leyendo a García Márquez.

Entonces despertaba en una habitación cualquiera y aparecía ella leyéndome Ojos de perro azul. Te estás durmiendo, decía. Pero yo sabía que no, solamente me estaba despertando "Entonces me miró. Yo creía que me miraba por primera vez. Pero luego, cuando dio la vuelta por detrás del velador y yo seguía sintiendo sobre el hombro, a mis espaldas, su resbaladiza y oleosa mirada, comprendí que era yo quien la miraba por primera vez". La cama tenía una colcha azul celeste con gotas amarillas. Y en la pared, una antigua ventana dejaba asomar la luna, que alumbraba la habitación. Ella seguía leyendo despacio. "Salió de la órbita suspirando: Ojos de perro azul. He escrito eso por todas partes". No le agradaba ver cómo cerraba los ojos, de ahí que se levantara con la lectura a medio terminar: Ya seguiremos más tarde. Y yo le insistía: Pero más tarde yo no estaré. Ni yo, esto es solo un sueño. Me sonreía, desaparecía y allí me quedaba yo, pensando, mientras abandonaba la habitación y salía por la puerta. Si aquello era un sueño, ella dónde se habría ido...