miércoles, 8 de julio de 2015

El caballero de la blanca luna

Hoy he vuelto a verte en la parada de Atocha. Entrabas conmigo en el metro y traías nuevamente entre las manos el Quijote de Cervantes. De pie buscabas en cada página el amor incondicional del caballero de la blanca luna. Yo te tenía cerca, al lado, casi rozándote. Buenos días, Dulcinea, te decía. Buenos días, caballero, me contestabas. Así fue cómo nos conocimos y cómo nos dedicamos de aquí en adelante a combatir contra gigantes bajo tierra. 


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